martes, 17 de julio de 2012

Good Morning America


Mi nombre es Becka Headway, la mayoría reconoce mi apellido por ser la primera luchadora mujer en ganar 4 campeonatos de lucha libre consecutivos, enfrentándome no solo a mujeres mucho más fuertes que yo, sino también a hombres que me triplican en peso y masa corporal, muchos dicen  (y lo he leído y escuchado) que llegue a ser quien soy solo con dinero, ellos no saben mi verdadera historia.
Muy bien. –Una mujer rubia llena de Botox que “disimulaban” sus recién cumplidos 43 años era la presentadora de “Good Morning America” hizo un pequeño y disimulado gesto con las manos para que la cinta, que tenia grabada las palabras de Becka fuera cortada para dar paso a su voz chillona-
Las cámaras del set enfocaron a la bronceada (falso bronceado, cabe destacar) rubia, su falsa sonrisa y sus dientes aparentemente blancos iluminaron las pantallas de aquellos indefensos estado unidenses que solo querían tomar un tranquilo desayuno en familia.

Esa fue la voz de Becka Headway, a quien tendremos el placer de ver en el set mañana a esta hora, estaremos hablando de su carrera, y de cómo decidió no ser una princesa, como las chicas normales –sus ojos verdes sin compasión buscaban destruir a través de una pantalla a Becka, solo que ella no estaba viendo el programa-
 En un pequeño departamento en el sur de California una pareja esperaba tomar tranquilamente el típico desayuno americano mientras, en el televisor de la cocina, Anna Wife, la presentadora rubia de “Good Morning America”, decía celebres palabras sobre cómo combatir la obesidad y lucir un fabuloso cuerpo de gimnasio en solo 6 semanas desayunando diariamente “Anna O’s”.
 ¿Viste Beck? Anna se burla indirectamente de ti –dijo un hombre de cabellos oscuro y ojos azules mientras tostaba unas rebanadas de pan blanco desde la cocina-
Esta celosa de que a mí el Botox si se me vea natural –Becka respondió desde el comedor y ambos rieron-
Becka, tenia apena 23 años, era una mujer normal, de estatura promedio, no muy musculosa a pesar de su profesión, con cabello corto, rizado y marrón, y ojos de color miel, tenía unas cuantas pecas diminuta en el pecho y muchos lunares en el cuello y parte de las mejillas, parecía una adolescente aun, vivía con su prometido, eran  novios desde hace 10 años, Mickey, un hombre más alto que ella, de unos 26 años, de cabellos oscuros, llegando a tonarse negros, y ojos de un azul profundo, siempre estaba despeinado y parecía un pequeño niño, por su comportamiento y su carácter juvenil.
Eran una pareja normal, Vivian en un pequeño departamento, el estudiaba diseño grafico mientras que ella estudiaba Medicina, solo que Becka ahora era una luchadora profesional, había empezado como un hobby y termino siendo la segunda mejor del listado, después de la fallecida Rebeca Grace*.
Mickey nunca se opuso a la pasión que sentía su novia de luchar, siempre estuvo en las gradas con grandes carteles que decían “Te amo Becka” animándola, siendo su primer y para ella, único fan.
Le había propuesto matrimonio un 29 de Septiembre, y planeaban su feliz boda en Hawai, tenían un pequeño perro llamado Stan, con el que Mickey bromeaba con sus vecinos diciendo que era un dinosaurio en miniatura.
Ahora, solo planeaba una forma inocente y poco sospechosa de acabar con Anna, la presentadora que se había burlado a nivel nacional de su prometida.
¿Crees que si incendio su ropa alguien de seguridad se dé cuenta de que fui yo? –dejo de lado la rebanada de pan con tocino y queso cheddar y miro directamente a los ojos a Becka, con una mirada infantil característica de el-
Becka se sorprendió y dio un sorbo a su jugo de manzana pasteurizado
Mi lindo Mick, en el set hay cámaras de seguridad –le dio una pequeña palmada en el hombro a su prometido-
Ah –este bajo la mirada, como si fuese un niño que hizo una travesura y es castigado-
No tienes que vengarte de ella, solo hizo un comentario tonto –volvió a beber de su jugo-
Pero fue hacia ti –volvió a mirar a su prometida, con cierta rabia expresada en sus ojos-
Eso no quita que sea tonto, tú mismo has visto lo envidiosa que es esa mujer, ahora deja de pensar formas de asesinarla y termina de desayunar.
Habían pasado 24 horas desde el programa anterior, ahora todos se preparaban para una nueva emisión, los camarógrafos caminaban de un lado a otro posicionando sus cámaras, las maquillistas daban los últimos retoques a sus presentadores, el director encargado se quejaba de la poca azúcar que tenía su café, Anna preguntaba a todo el que pasaba si el verde combinaba con el rosado y era ignorada por todos y Becka, estaba tranquilamente sentada en el pequeño sofá del camerino que le habían asignado, observaba a Mickey, quien registraba cada gaveta, caja, incluso, florero que había en el camerino en busca de una cámara escondida.
Eres un poco paranoico. ¿Sabías eso? –Becka se levanto y abrazo a su prometido-
Lo sé, que puedes esperar de mi, mi hermano era un hacker que hacia ese tipo de cosas –abrazo a Becka aun más fuerte-
Deja de culpar a Nick de todo lo que te pasa –ambos rieron, Becka dejo de abrazar a Mickey y volvió a sentarse en el sofá, segundos después un hombre delgado y rubio entro en el camerino para avisar que debía salir a escena en menos de 10 minutos.
Becka y Mickey se dirigieron a la zona asignada, en donde él se quedaría y ella terminaría de prepararse para salir a darle los buenos días a America.
Sin más que decir –Anna suspiro- Con nosotros esta Becka Headway.
Los aplausos de las personas invitadas al set se hicieron presentes, Becka, quien vestía de una manera muy natural y sencilla, a diferencia de Anna, quien parecía ir a una fiesta en Beverly Hills, sonrió a la cámara y se sentó en el pequeño sillón de animal print que estaba al lado de una mesita de té.
Buenos días –dijo con una tierna sonrisa, mientras se quitaba un mechón castaño del rostro-
Hola Becka –Anna le dedico una sonrisa hipócrita- cuéntanos. ¿Qué se siente ser la segunda mejor luchadora en el listado? –Dijo Anna con un evidente tono de burla-
Bueno, se siente bien no tener que hacer una larga fila de espera para entrar a las discotecas –Becka uso aquella vez en la que Anna tuvo que esperar una hora mientras que ella y Mickey entraron sin necesidad de revisar lista-
La mirada de odio de parte de la rubia no fue sorpresa para nadie.
Bien, -Anna acomodo sus papeles- dinos cuál es tu rutina diaria.
Entreno a diario, desde las 6am hasta las 9am, de resto, tengo el día libre.
¿Cómo te preparas para tu próximo enfrentamiento?
Como siempre, entreno la misma cantidad de veces.
¿Y no crees que alguien como tu debe entrenar más? Competirás con oponentes mucho mas fuertes –Anna hizo referencia a la poca musculatura que poseía Becka-
No, según mi entrenador no hace falta, tengo suficiente fuerza física como para resistir el enfrentamiento –Becka miraba a Anna con desprecio-
Veras Becka, ayer hablábamos de que por cada 10 personas hay 3 con sobrepeso. ¿Qué puedes recomendarles tú, que al parecer no comes, a ellos? –Todo el set guardo silencio y Anna se dio por ganadora-
Bueno Anna -Becka miro directamente a la cámara- Lo último que deben hacer seria comer tu cereal –miro a Anna- según tu comercial lo comes diariamente, y al parecer, por tus fotos en bikini, no te favorece, no he visto tu fabuloso cuerpo de gimnasio –Becka dio una última sonrisa y el director le indico a Anna que había terminado el tiempo de la entrevista, la cara de envidia y sorpresa de la rubia le indico a America que había terminado todo-
Becka camino hacia su prometido, quien la abrazo fuertemente, y tomo un pastelillo de fresas que había en el bufet, justo en el momento en el que Anna pasaba.
Oye Anna –la rubia se acerco con una cara de asombro por el lindo rostro del chico-
¿Dime lindo? –lo miro con ternura y picardía-
Tu tampoco eres una princesa, ni porque quieras –Y luego de decir esto aplasto el pastelillo en la cara de la rubia-
Todos en el set aprovecharon para reírse de Anna, a quien consideraban una mujer bastante falsa.
Becka y Mickey dejaron el estudio, y se fueron juntos hasta su departamento.
-Meses después-
Entonces, llegue y le aplaste el pastelillo en la cara, de todas formas no estaba muy bueno –Mickey contaba la historia a sus amigos y compañeros de estudio, quienes habían asistido a la boda-
¿Vas a seguir contando la historia Mick? –Becka apareció y Mickey guardo silencio- ¡Es la cuarta vez que lo haces!
Gracias Becka –los amigos de Mickey agradecieron a coro-
Mickey siguió a Becka hasta la gran mesa decorada en colores rojo y blanco, donde posaba el pastel de bodas, y juntos, después de la debida ceremonia, cortaron el pastel.
Copas de vino blanco, y Champagne adornaron el escenario, la luz del sol, en pleno atardecer, iluminaba a la feliz pareja, quienes nadaban persiguiéndose en el mar.
Y Anna nunca más trabajo en televisión.



 * Rebeca Grace: Personaje ficticio.


viernes, 13 de julio de 2012

Mistery.


-Carlise-
Lo detesto, lo odio mucho, bueno… no, no es que no quiera a mi padre, es que verán, mi nombre es Carlise Vermont pero me dicen Carl.
¿El sentido de mi mal genio?
Mi padre es capitán de un crucero que viaja desde el Caribe, muy lejos de mi país natal, como mi madre salió del país por razones de trabajo he de quedarme con el por un tiempo pero es sumamente aburrido.
Solo hay personas adineradas con personalidades despreciables, aunque yo tenga mucho en común con ellas, no puedo lograr llevarme bien con ninguno, así que estoy en la cubierta, fumando un cigarrillo, hasta lograr tener algo de sueño o en su defecto pescar un resfriado.
Este es el quinto cigarrillo de la noche –dije para mí encendiendo otro, pero una melodía me saco de mis pensamientos-
Justo íbamos pasando por el muelle de Marbella, cuando vi una silueta sentada cerca de una gran roca.
Era hermoso aquel sonido que salía de sus labios, se notaba que era una silueta femenina, eran alrededor de las 3 de la mañana y no la veía claramente, pero la luna creciente iluminaba pequeñas partes de su rostro, era pálido y sin duda perfecto, no me resistí y la llame, ya que no estaba a gran distancia de los pasajeros que bajaban en esa parada nocturna.
 Oiga, señorita –grite alterado y ella me miro desconcertada-
¿Yo? –Respondió con una voz muy serena-
¿Estás perdida? –le pregunte más calmado, ella solo asintió-
Acércate, te ayudare a subir –me había olvidado de que justo en frente había una escalera de emergencia-
Ella pareció dudar
Te prometo que no habrá problemas
Una voz me saco de mis pensamientos
Carlise –La voz de mi padre que entraba rápidamente a cubierta me desconcertó- ¿No has visto por aquí a Andrea? La hija de Marco Wordeck, se perdió hace una hora.
Lamento meterme así en la conversación, pero Andrea estaba sentada en la sala de espera de la primera clase hace unos 15 minutos –Una voz femenina me saco de mis pensamientos de donde estaba la pequeña niña-
Muchas gracias señorita Vougier –mi padre desapareció por la puerta de emergencia-
Me di vuelta para ver a la mujer que había ayudado a mi padre y su desesperación  y me sorprendí de ver que era la chica que había visto en el muelle
Pensé que estabas perdida –le dije-
Tengo pequeñas lagunas mentales, me baje del barco pensando que había llegado a mi destino y me vi en Marbella, por eso me sentí perdida, lamento haberte preocupado –se disculpo con mucha sutileza-
No te preocupes. –por fin veía su rostro, era hermosa, de ojos cafés y labios rojos, con un lunar sobre ellos del lado izquierdo y el cabello castaño bastante profundo recogido en una coleta como lo solían llevar todas las mujeres elegantes que viajaban en primera clase-
¿Cuál es tu nombre? –Me pregunto-
Carlise Vermont, ¿Y el suyo? –Pregunte igual-
Ella camino hasta una banca, llevaba un vestido largo y estilizado de un color dorado, me observo con sus ojos cafés perfectamente maquillados y me dijo con la sensualidad digna de una dama
Dianella Vougier
Vougier –dije- me suena conocido
Suizo –dijo inmediatamente después de sentarse en una de las bancas- lo ha escuchado por Nicola Vougier, mi padre
¿El traficante? –Respondí con sorpresa-
Él prefiere que lo llamen… Comerciante
¿Qué haces aquí  Dianella, lejos de tu padre?
Pues, viajo a Polonia, allí firmare con un conocido empresario.
Supuse que no quería dar más detalles y no le insistí.
Dianella –me posicione en la baranda frente a ella- Estas horas de la madrugada son altamente frías, y usted anda bastante desabrigada en los hombros. ¿No debería estar descansando ya?
No me parece –soltó una risita- No suelo dormir a estas horas si a eso se refiere, soy una mujer adicta a la noche
Interesante –encendí un cigarrillo-
¿Usted no debería estar con su padre, el capitán?
El mando de un crucero… simplemente no es lo mío –solté una bochada de humo-
¿A qué se dedica entonces? –dijo mientras se levantaba-
Soy un aficionado a la fotografía –me fije en su silueta llena de curvas, era una mujer hermosa-
A mi hermano… Brian, también le apasionan las artes, solo que más hacia la pintura –camino hacia la baranda-
¿Y usted a que se dedica? –pregunte-
Yo soy una sucesora de mi padre, me dedico a los negocios –me miro con tranquilidad y cinismo-
Conozco bien los negocios de su padre –mi mirada estaba llena de terror, la cantidad de locuras que había hecho Nicola eran impresionantes-
Su risa fue evidente, bastante evidente
Si, el ha sido una persona muy peculiar en sus negocios –sonrió para ella misma-
No he dejado de fijarme… Dianella, que es usted bastante, misteriosa  -sostuve una mirada directamente a sus ojos por varios segundos, ella arqueo una ceja-
Si Carlise, ya lo había escuchado antes –sonrió con picardía-
Parece que escondes algo –la mire con bastante interrogancia-
Todos escondemos secretos –Un gesto con la ceja me helo la sangre-
¿Qué secretos? –Mi duda creció-
Volvió a reír
Secretos Carl, secretos
La tome de la cintura y la mire fijamente, ella se sorprendió e intento zafarse
No te soltare, hasta que me digas que te hace tan misteriosa
Su mirada cambio, a una de enojo
Bien, sígueme
¿Qué te siga?
Si.
¿A dónde? No hay a donde ir.
Eso es lo que crees
Se posiciono en la baranda y me miro de reojo antes de saltar…
Espera…
¡SALTO!
¿Pero qué clase de drogas consumía?
¿Qué clase de humano se lanza al mar a las cuatro de la mañana?
Pero ella pretendía que la siguiera, así que lo hice, y la vi, vi su cabellera moverse con el agua, su silueta curvilínea adaptarse a un par de aletas doradas, y sus ojos cafés mirarme sin ningún pudor, ese era el secreto que hacia tan misteriosos a todos los Vougier, en el fondo… No, no puedo mentir, no lo sospechaba.
De un momento a otro me vi sin respiración, y sin Dianella.
No podía salir del agua, no podía nadar, ni mucho menos gritar.
Sentí el agua invadir y quemar mis pulmones, de todas formas, yo era solo un débil humano comparado con ella, donde quiera que estuviera en ese momento.
Mis ojos se cerraron, no sin antes ver por última vez el reflejo de sus ojos cafés.