sábado, 25 de febrero de 2012

Follow Me Down

Al diablo con los modales. Me llamo Mari Ángel Pérez.
18 de febrero de 1739.
Les contare un poco de mi, vivo en España, mi familia es de acá y bueno… soy descendiente directo de los reyes de España, lo que quiere decir que, mi padre es un rey mi mama la reina y yo soy una princesa.
Tengo hermanas sí, pero ninguna de ellas tomara el trono de España porque todas están comprometidas, y si le pasa algo a mi hermano mayor entonces seré yo la que tenga que tomar el trono.
Pero no me gusta la vida que llevo.
Si, lo sé, dirán “¿eres una jodida princesa como no eres feliz?” pero es que ustedes no saben lo que es vivir una vida tan protocolar como la mía, es horrible, sencillamente horrible.
Nunca salgo del palacio, siempre estoy en los jardines que es lo máximo a lo que mi padre deja que salga, dice que el mundo de afuera es muy peligroso.
Pero yo no creo eso, siento que mas allá de las murallas del palacio hay un mundo fabuloso.
Muchas veces he tenido que estar en el gran salón, donde mis padres escuchan a todos los pueblerinos que les hablan de sus problemas y ellos le dicen siempre lo mismo “haremos lo posible para solucionarlo”
Esa gente se ve tan distinta, una vez vino una chica, se veía joven, como de mi edad, por cierto, tengo 14 años, mañana  cumplo 15.
Volviendo al caso de aquella chica, se veía muy sonriente y tenía un carisma tan agradable, vestía tan normal, con un sencillo vestido de flores rosadas, no como yo, que tenía que usar estos inmensos vestidos pomposos que tanto detestaba solo porque “es la tradición”. Aquella chica era hija de un panadero, y ella, una pelinegra muy agradable pedía amablemente que le permitieran al anciano de la granja de pollos volver a criar porque sin los huevos que estos ponían su padre no podía hacer pan y muchas personas dejarían de servir pan en sus mesas y ellos dejarían de tener la fuente de ingresos que por tantos años habían poseído.
En todo el rato que paso hablando con mis padres no deje de mirarla, se veía tan agradable, y contaba las cosas que sucedían en la cuadra de la panadería y el mundo se veía tan diferente.
Cada mañana me preguntaba ¿Cómo será el mundo de allá afuera?
Pero sabía que mis padres nunca me dejarían salir, a menos que se tratara de una reunión muy importante en otro palacio pero iríamos directamente allí, y nunca puedo ver por la ventanilla del carruaje.
Esa noche, la noche de mi cumpleaños, planeaba escaparme del palacio y huir al pueblo, quería ver cómo era todo, quería sentir lo que era ser libre, vivir sin un protocolo.
La única persona que sabía de mi plan era mi hermano, me había jurado que no diría nada si lo mantenía informado mediante cartas secretas mi paradero, por si algo sucedía el poder ir a buscarme, no quería decirle nada a mis hermanas, ellas irían corriendo a contarle a mi padre y así nunca cumpliría mi sueño de vivir libre.
Una de las criadas, Marielle, me dijo que podía ayudarme a huir del palacio a media noche sin que nadie se diera cuenta, ella sabía también de mi plan, pero no tenia problema, ella solo tenía unos pocos años de diferencia y éramos las mejores amigas, al final de todo, era una de las pocas personas con las que había compartido mi vida, ya que nunca he podido salir a conocer gente.
No llevaba equipaje, solo un par de vestidos y eso sí, mucho dinero para poder sobrevivir.
Tenía todo listo ya para irme, faltaban pocos minutos para que dieran las 12:00pm, estaba en el salón de entrada, junto a mi hermano y Marielle, quienes no querían dejarme ir sin antes despedirse, pero no querían que me fuera hasta las 12, para darme el feliz cumpleaños.
¿Lista Marielle? –Pregunto mi hermano con una sonrisa-
Lista –dijo ella, y entro a la cocina a buscar algo-
Justo cuando empezaron a sonar las campanas de la iglesia del pueblo anunciando que eran las 12 salió Marielle con un pequeño pastel de fresas y chocolate con una pequeña vela, y mi hermano y ella empezaron a cantar en voz baja.
Pide un  deseo –dijeron ambos antes de acercarme el pastel para apagar la vela-
deseo poder ver el mundo que tanto me ocultan”
Y sople la vela.
Después de una larga y dolorosa despedida de las dos personas que me habían apoyado en lo largo de mi corta vida, cruce la muralla del palacio.
Todo estaba muy oscuro, solo unas pocas farolas de aceite alumbraban una larga calle empedrada, hacia mucho frio y no podía distinguir nada, así que decidí hospedarme en el hotel más cercano y empezar a conocer en la mañana.
Entre a un hotel llamado “Vtsuá” al parecer era de unos franceses que emigraron hace muchos años. Pedí una habitación simple, me cambie e inmediatamente me fui a dormir.
-7:00 am-
El canto de los pájaros, el sonido de los cascos de los caballos golpeando el suelo empedrado y las voces de las personas fuera del hotel me despertaron. Vi la hora me di cuenta de nunca antes me había despertado tan tarde, siempre me despertaban a las 6:00am, porque tenía “muchas cosas que hacer”, mi vida era así, siempre igual.
Me duche y me puse el vestido más sencillo que me había llevado, era el menos pomposo que tenia, como para una tarde soleada, como esta.
Baje a la recepción del hotel, había pagado solo esa noche y ya debía irme.
Salí a la calle, completamente iluminada por el sol, habían muchas personas caminando de un lado al otro, muchas de ellas llevaban bolsas coloridas o blancas, habían puestos de fruta y verdura, personas que preguntaban precios y otras que regateaban con los vendedores, en las calles pasaban perros caminando y estaba llena de palomas que comían Migas de pan que unos niños desde la acera le arrojaban.
Empecé a caminar, no tenía idea de a donde me dirija, solo caminaba observando a toda esa gente y todos los locales, nunca pensé que el mundo fuera así de hermoso, el aroma de pan recién horneado me llamo la atención y camine hacia la panadería de la otra calle, de todas formas aun no había desayunado y aquel aroma me había abierto el apetito.
Me sorprendí al ver a aquella chica que fue al palacio atendiendo, sonriente, les llevaba bolsas de pan a todos aquellos que le pedían, me acerque temerosa de que me descubriera y se armara un escándalo.
Hola –salude,  ella se giro para verme-
Buenos días –y me sonrió- ¿puedo ayudarte en algo?
No me reconoció.
Si bueno, quisiera uno de esos croissant –dije viendo el cartel de madera tallada que tenía una lista de todo lo que vendían- rellenos de mermelada
Claro, ¿qué mermelada deseas?
¿Hay mas mermeladas aparte de la de fresas? –le pregunte asombrada-
¡Claro! –dijo y se rio- hay de duraznos, de mora, mermelada de piña, de ciruelas y creo que queda un poco de mermelada de cebollas.
¿Mermelada de cebollas? Le pregunte con una expresión de asco-
Si –y volvió a reír- es una mermelada que hacen los ingleses, con cebollas y miel, pero no creo que te guste. Te recomendare que pruebes la mermelada de piña, es la mejor opción para empezar a conocer las mermeladas.
Entonces por favor dame un croissant con mermelada de piña –y luego de que me sirvió el pan relleno me senté en una pequeña mesa que estaba dentro de la panadería a desayunar, en ese momento entraron un chico y una chica, ambos llamaron mi atención. Eran altos, el chico más que su compañera, uno rubio y la otra era castaña, estaban vestidos de una forma muy extraña, nunca había visto algo así, el llevaba un pantalón de colores y ella, estaba vestida de una forma muy colorida.
Pidieron y se sentaron en la mesa siguiente a la mía, se dieron cuenta de que yo los estaba mirando mucho ya que voltearon y me saludaron amablemente, yo les devolví el saludo y seguí en mi desayuno.
Ya había terminado y ellos también, en lo que se levantaron y salieron del local, me di cuenta que en suelo de su mesa había un pañuelo amarillo, parecía contener algo, supe que era de ellos y algo me hizo tomarlo y seguirlos para poder devolvérselos.
Ellos iban muy delante de mí, así que empecé a correr, corrí entre un mar de gente y por un momento creí que los había perdido de vista, pero los volví a ver un poco más adelante, se dirigían a una especie de plaza, así que corrí mas rápido para alcanzarlos.
Hasta que vi que se detuvieron y se sentaron en un juego de niños en aquel parque. Quizás si yo no tuviera puesto un vestido tan largo los alcanzaría más rápido.
Pero después de tanto correr pude alcanzarlos, y ambos me miraron con una expresión extraña
Lo siento, pero se les cayó esto en aquella panadería, así que los seguí para devolvérselo.
La chica me miro sorprendida y se levanto
¡Muchas gracias! Es mío, no me di cuenta. Eres muy amable por traerlo –y me extendió su mano mientras el chico se levantaba-
Me llamo Alice, y él es mi hermano Andreas. –El chico también me extendió la mano-
Me di cuenta de que ambos tenían ojos claros, los de Alice eran grises mientras que los de Andreas eran completamente azules.
Me llamo Mari, gusto en conocerlos.
¿No eres de por aquí verdad Mari? –Me pregunto la chica-
¿Por qué lo dices? –pregunte nerviosa-
Es que, llevas un vestido inmenso, en esta época del año hace mucho calor.
Soy de… Finlandia –mentí- allá siempre hace frio en esta época y yo llegue hace muy poco.
¿Qué edad tienes? –Me pregunto su hermano-
Estoy cumpliendo 15 –y ambos me vieron sorprendidos-
¡Feliz Cumpleaños! –dijeron al unisonó-
Y  como es tu cumpleaños –dijo la chica- ten –y del pañuelo amarillo que estaba doblado y atado con un lazo, saco un brazalete de muchos colores-
Wow que hermoso –la mire- muchas gracias
Por nada –dijo ella y sonrió- yo tengo 15, en pocos meses cumpliré 16 y mi hermano tiene 16 y cumple 17 un mes después de mi, no tenemos mucha diferencia
¿Qué harás hoy Mari, la pasaras con tu familia celebrando? –Me pregunto Andreas-
No bueno, yo… hui de mi casa –dije bajando la vista-
¿Y eso por qué? –Preguntaron ambos-
Es que, no me sentía cómoda estando con ellos –los mire-
Oh tranquila, eso suele pasar, nosotros también estamos lejos de casa ahora.
¿Y qué hacen? –pregunte mirándolos-
Bueno, vamos de un lado a otro, buscando cosas sorprendentes, y al final del día, o cuando queramos, volvemos a casa –dijeron ambos mirando al cielo-
¿Y donde viven? –pregunte con mucha curiosidad
Ambos se miraron y sonrieron
¡Podemos mostrarte! –Dieron con una enorme sonrisa-
Oh no lo sé, mis padres dicen que nunca debo ir con extraños
Ambos me miraron tristes
Pero nosotros no somos extraños, yo soy Andreas y ella es Alice.
Cierto, bueno, no creo que haya problema entonces ¿verdad?
Claro que no –ambos sonrieron-
¿Y cómo llegamos a donde ustedes viven?
Bueno, -dijo Andreas- tienes que seguirnos
 Y me tomaron de las manos y empezamos a correr hacia el bosque
¿Qué hacemos acá? –pregunte –
Aquí tenemos que bajar
¿Bajar?
Así mismo
Tienes que seguirnos hacia abajo –dijo Andreas-
Te mostrare como –dijo Alice-
Y me tomo de la mano mientras ambos cantaban.
Llegamos a una especie de escalera, pero era una escalera en el bosque hacia… abajo ¿Cómo era eso posible?
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Y empezamos a bajar
Bajamos hasta llegar a una especie de túnel, a lo lejos se veía el final del túnel, y el cielo azul brillando.
¿Qué es esto?
Es como un paso, la ciudad está construida sobre esta otra.
Y luego de unos cuantos minutos caminados salimos, llegamos a un enorme, enorme, campo lleno de flores de todos los colores posibles.
Había muchos árboles y todo se veía tan hermoso, a lo lejos se veían unas cuantas casas y a la izquierda había un hermoso lago.
¿Te gusta? –Me preguntaron ambos-
Es hermoso todo esto –dije mientras lo miraba sorprendida- ¿Cómo lo descubrieron?
Un día decidimos huir de la escuela y corriendo llegamos hasta acá, ahora venimos siempre.  –Dijo Andreas-
Por allá esta nuestra casa, no vive mucha gente por acá, pero los que están son todos artistas, pintores y tienen todos menos de 20 años.
Es como su propia ciudad.
Prácticamente, si quieres puedes quedarte, no está muy lejos del pueblo.
Así que puedes volver cuando quieras, si no te quieres quedar, puedes venir a visitarnos –dijo Alice sonriendo-
Si quiero quedarme –dije decidida- es el mundo que siempre quise conocer.
¿Nunca sales del palacio verdad? Princesa –pregunto Andreas mirándome-
¿Cómo supiste?
Es muy obvio, se te nota a kilómetros. Además de que en Finlandia no hace frio en esta época del año. –Dijo Alice-
Me sonroje, no pensé nunca que se darían cuenta.
Este fue mi deseo de cumpleaños –dije sonriendo-
¿Y se cumplió? –dijo un chico alto, rubio de ojos muy verdes, idéntico al chico que siempre había querido conocer, era como ver uno de mis sueños reflejados, el hombre perfecto para mi estaba ahí a mis espaldas, no me fije en el momento en el que Alice y Andreas me dejaron allí sola, la belleza de aquel chico me tenia cegada-
Ahora si –dije con una sonrisa en el rostro.

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